Sunday, February 9, 2014

"CONSTITUCIÓN EFÍMERA"

Por: Ricardo Eguía Valderrama
Febrero-09-2014

En múltiples ocasiones tuve el privilegio de pronunciar el discurso oficial relacionado con la efemérides donde aún se podía ponderar con naturalidad, entusiasmo estético, rigor jurídico e histórico la solidez estructural y temática de la Constitución general de la República,

Hoy, ya no digamos para un profano como el que esto escribe, incluso para circunspectos expertos constitucionalistas les resulta difícil el abordaje coherente de la que antes se consideraba norma fundamental y que ahora después de incontables decisiones fragmentadas es de suyo un galimatías jurídico y un abigarrado catálogo de minucias, artículos transitorios y contradicciones amontonadas.

Si bien la Constitución no es intocable y el artículo 135 contempla como modificarla, el hecho incuestionable es que se cayó en el extremo opuesto del reformismo compulsivo e irrefrenable...

La Carta magna ha sido desfigurada, hecha jirones, trastocada y parchada a la menor provocación, de tal suerte que sin ser considerados irreverentes hoy la Constitución es sin hipérbole como un mamut con artritis por su aberrante y contradictoria normatividad yuxtapuesta y donde prevalecen sugestivas ocurrencias legislativas degenerándola en un enorme e incoherente "catálogo de artículos transitorios".

En sus 97 años de vigencia se le han hecho 573 reformas a través de 214 decretos y al decir de Héctor Fix dos tercios de esas reformas al texto constitucional son posteriores al año de 1982 cuando llegó al poder el neoliberalismo privatizador haciendo de la Constitución como un monolito al que se han venido agregando múltiples capas (anomalías) de barnices variopintos con la constante del desorden temático y donde subyacen semienterrados los orígenes liberales del cincuenta y siete así como los elementos revolucionarios que fueron la matriz de la Constitución de mil novecientos diecisiete reducida ahora a un compendio de leyes reglamentarias en estado larvario...

Un "barrido con el radar de la historia nos permite ubicar a los Presidentes que más han incidido en esa vorágine de reformas y por el número de modificaciones a la (ex) carta magna esa lista está encabezada por Felipe Calderón con 110 reformas; le sigue E. Zedillo con 77 reformas; luego Miguel de la Madrid con 66; Carlos Salinas con 55 reformas; el Sr. Lic. Enrique Peña Nieto 21 artículos reformados; A. Obregón ocho reformas; P. Elías Calles, cuatro reformas al texto constitucional; Lázaro Cárdenas quince reformas; Ávila Camacho dieciocho; A. Ruíz Cortinez solo dos reformas; A. López Mateos once veces tocó el texto constitucional y en diecinueve ocasiones Gustavo Díaz Ordaz...

Aquí procede una breve digresión para solo recalcar que ningún texto Constitucional es del todo inmutable ya que ello implicaría negar la dialéctica que conlleva la necesaria mutación para algunas variantes esenciales y adecuaciones cuidadosas que en manera alguna implican licencia para la deformación ni para sustituir paradigmas, principios, valores, pesos y contrapesos por clichés, mascaradas tétricas que consolidan la eterna ficción, fantasías, engaños y disfraces como el mascarón de proa de la nave neoliberal que en 30 años lleva al país de ningún lado a ninguna parte y lejos de puerto seguro al permanecer al garete en lo económico y al pairo en los cada día más agudizados problemas sociales.

Hoy más que nunca urge un análisis crítico ante las decisiones coyunturales con las que se debilita al Estado mexicano...

Una Constitución es "un arreglo político normativo que establece las bases sobre las cuales se respeta al ciudadano y fija los limites al ejercicio del poder...debe consagrar y respetar los derechos fundamentales de los habitantes"...debe ser la "carta de navegación de una Nación" al modo del artículo 16 de la Declaración francesa de los derechos del hombre y del ciudadano que reza: Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada ni la separación de poderes claramente establecida no tiene Constitución!!!

A mayor abundamiento en sociedades, sin amplia participación política, sin discusión abierta sobre problemas ancestrales de carácter económico, social, político; sin consensos mayoritarios para ampliar los derechos civiles; preservar los bienes nacionales, los recursos naturales, modernizar la economía y abatir la corrupción oficial la transición y el desarrollo ha sido lento, tortuoso, elitista y conflictivo...Por contra en países donde la participación de la población es amplia, abierta e incluyente los cambios han sido tersos, vigorosos, sin claudicaciones ante las minorías abusivas y con nuevos paradigmas bien sustentados en la realidad han posibilitado superar el estancamiento y la mediocridadasí como el surgimiento natural de nuevos liderazgos políticos, empresariales, intelectuales, universitarios y comunitarios...con ese bagaje también se han consolidado democracias modernas, plurales, participativas e igualitarias.

Aquí en este país de la simulación, del discurso hueco, las promesas rudimentarias con groseros incumplimientos y huidas hacia adelante con mas falsedades y desdén sistemático por la población, para evaluar esa Constitución parchada   con fruición digna de mejor causa, solo basta acudir al mejor parámetro que existe para reprobarla, esto es,  por sus pobres o muy escasos  resultados.

La Constitución parchada ad-infinitum en los últimos treinta años no ha sido instrumento de progreso, ni de desarrollo económico, ni de modernización nacional.

Con la demolición de los torales artículos 3ro. (educación) 27 campo, recursos estratégicos; 123 trabajo precarizado; 25 rectoría económica del Estado; 26 planeación democrática; 28 de los monopolios; la desaparición del Federalismo para aherrojar un centralismo amorfo, autoritario, obeso, costoso, e incompetente y mas vacios, incoherencias y contrahechuras grotescas en materia político electoral de manera absurda se entroniza una burda y arrogante partidocracia cupular que es ya otro dique infame y un obstáculo bastardo para que la sociedad pueda ser en la práctica  fuente prístina del poder y superior a cualquier autoridad delegada.

"Se les olvida que no por mucho reformar se amanece más demócrata"

Antes los primeros 29 artículos de la norma fundamental constituían la parte dogmática y la orgánica en el resto del articulado...Hoy imposible ese orden sistematizado e imposible cualquier clasificación...se volvió una Constitución efímera pues en promedio cada tres meses es distinta (de Diciembre 2006 a Noviembre del 2013 se han aprobado 43 reformas derogando o adicionando 67 artículos y solo el artículo 73 ha sido reformado 15 veces con mas atribuciones al Congreso, al Ejecutivo Federal siempre en detrimento de las entidades federativas) de tal suerte que la Constitución ya no es factor de unidad, ni de pertenencia, ni de identidad nacional, mucho menos recipiente de los valores nacionales.

Entre las antinomias de la Constitución destaca la aberrante contradicción entre los artículos 40, 41 que privilegian la democracia representativa (los  pluris del Senado y de los Diputados no representan a nadie, salvo los de las burocracias partidistas) y por otra parte lo estipulado en los artículos 35 y 36 que validan las consultas populares como genuino mecanismo de democracia ciudadana directa...en el colmo de la voracidad, de los privilegios autoconcedidos  por los partidos políticos excluyentes, ahora también en un insulto monumental a la población hasta esos plurinominales se podrán reelegir por lista con absoluto desdén por la voluntad ciudadana y como símbolo de la peor barbarie y soberbia antidemocrática.

En suma la reforma Constitucional en materia político electoral no solo es concesión a la bestia carroñera panista y su chantaje descarado para aprobar la reforma petrolera (al PAN limpiabotas de los ricos nunca le han importado un bledo las mayorías, su prelación es entregar a los privados los bienes nacionales) sino que con esa concesión a la peor antidemocracia panista, a su radicalismo de "todo o nada", los rijosos y anarquistas de esa derecha necia, alocada llenó a la Constitución de inconsistencias, contradicciones, imprecisiones y caprichos convirtiéndola en un gran bodrio en el que queda vulnerado el principio de certeza jurídica, pero también profundamente debilitadas las Instituciones por embrollos y prisas legislativas...

Preocupa  con sobrada justificación la falta de sistematicidad, de congruencia de contenidos y de un sencillo, transparente andamiaje lógico-jurídico en la Constitución a tal punto que hoy sea "una reliquia irreconocible por tantos parches inventados por el despotismo tecnocrático" con ese su reformismo compulsivo mismo que a la población no le dicen nada, porque su rendimiento y beneficios, si los hubiera, exigen plazos tan amplios que matan todas las  esperanzas ciudadanas!

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