“… Sus masacres, matanzas y
las osamentas del Bicentenario
lo legitiman como panteonero de la
patria…”
El historiador Enrique Florescano lo decía desde el año pasado: “La conmemoración del bicentenario y del centenario aparecen confinados, pobres en imaginación, faltos de proyección nacional y perspectiva de futuro…”
En ese ensayo que titula “Deber de memoria” apunta certero puntualizando el desencuentro del régimen con esas recordaciones, su desaliño, distancia y desdén por la historia nacional y encuentra la explicación en el hecho de que una élite conservadora llegó al poder en un país cincelado por una historia-patria liberal, laica y revolucionaria…
La parafernalia necrofílica calderoniana del domingo pasado en la columna de la Independencia dizque para investigar el “ADN” de los próceres (aunque aun se contradigan) y reidentificar supuestamente las osamentas Patrias encaja en esa extraordinaria morbosidad oficialista y para producir innecesaria confusión….
Coincide también ese lúgubre manoseo de la osamentenacional por el gobierno en turno de los “camisas azules y manos negras” que risible y patéticamente se empeña en presentarse como encarnación de esos símbolos en un vano intento de insólita catarsis…
En la “Década del caos” Juan Villoro señala a los sexenios panistas de haber agitado al país con estrategias incentivadoras de la violencia más atroz, lo que traducido a un lenguaje coloquial significa haber alborotado el avispero para justificar la frenética militarización del país ¡pero el domingo pasado, sin cambiar esa su “química enloquecida” y sin salir un milímetro de esa su preferida zona roja sanguinolenta invocó al “presente dilatado” para no solo intentar detener el tiempo sino regodearse en la vuelta estéril al pasado con la sombría exhumación en un enfermizo y funesto sincretismo ya que en los altares del ultraconservadurismo panista siguen enterrados sus ídolos de la dependencia ideológica, del entreguismo extranjerizante, utopías místicas contra el estado laico y la inequidad feudal reproductora de la desigualdad eterna…
Las ideas cambian, las personas rectifican sus errores, pero las creencias y los panistas cerriles nunca… Octavio Paz expresaba que “La humanidad fue platónica, Tomista en el Medioevo, luego Cartesiana después Marxista, Existencialista, capitalista y humanista”, pero hoy en México a pesar del avance en el mundo grupos de fanáticos de la derecha recurren al esoterismo y a ciertos ritos del paleolítico sobando, tentando y acariciando huesos y esqueletos de seres eximios y perinclitados con los cuales no existe la más mínima identificación renovadora ni la más leve inclinación al sacrificio por la Patria hollada y escarnecida, misma que ellos simplistamente equiparan con un botín por su compulsiva voracidad histórica insaciable…
Ellos los panistas en la “década perdida” han acabado con el ciudadano común, con las personas que nada debían y que por lo mismo nada temían y que ejercían la alegría y el derecho a prosperar y a sonreír…
En el campo de las ideas que se traducen en los mismos actos fallidos de antaño y de hogaño hoy el gobierno está presidido por los herederos de los mas encarnizados enemigos de la Independencia, de Hidalgo y de Morelos… más aún surgieron de las cavernas como partido de oposición a la Revolución Mexicana y si la matriz de este gobierno es el oscurantismo retrógrado, si son encendedores de odios, si añoran el Porfiriato, si suspiran por la reelección, si son contumaces enemigos de los campesinos, de la clase trabajadora y del derecho de huelga, si son antagonistas obtusos del crecimiento económico, educativo y cultural de este país forjado por mentes progresistas ¿Cómo puede esperarse un entusiasta ejercicio de memoria histórica sobre los doscientos años de vida de Nación Mexicana y en cuyo proyecto, en su devenir azaroso ellos han procurado sistemáticamente su fracaso y su derrumbe???
Por las más de veintitrés mil muertes violentas en los últimos tres años, por los niños quemados en la guardería “ABC” de Hermosillo, por las masacres de jóvenes en Cd. Juárez, en el “Tec.” De Monterrey, en Durango y en Torreón, por las familias tiroteadas en los retenes militares, por haber incrementado en seis millones los pobres al 40% de la población nacional que ya existían, por haber propiciado con sus políticas económicas fallidas tres millones de desempleados, por sub-ejercer y desviar el presupuesto, por no invertir el gasto en infraestructura productiva, por su esterilidad como gobernante y por parafernalia necrofílica y de manoseo de la osamenta de los Héroes de la Independencia Nacional, Calderón personifica al verdadero “panteonero de la Patria”…
Siempre habrá dos maneras de ver el pasado: Conmemorando nuestras efemérides respetuosamente proclamando las glorias legendarias y pontificando las cosas gratas que hicieron posible al México contemporáneo; pero ubicados en una realidad ominosa de un presente estático y donde las élites devoran la riqueza nacional hundiéndolo en la miseria y el atraso, se requieren esfuerzos adicionales redoblados de quienes detentan el poder y no mas desorden, no mas omisiones, no mas pretextos y excusas, no mas manoseos de osamentas de manera demagógicamente patriotera e inútil y con ello seguir pateando el bote pa´delante y rehuir siempre las soluciones que el país requiere sin mayor dilación y para así verdaderamente poder honrar a los héroes…
En su elemento, fácil para el caderonato transitar de la narcoviolencia a la necropolítica y que como lo dijo desde l principio disfruta con fruición, secreta mas adrenalina cuando está cerca de las peores dificultades y es patente su deleite con los miles de muertes en lo que va del sexenio y los huesos de los próceres, pero al pueblo harto le consta que no asume, menos se esfuerza un mínimo para lograr los cambios y con ello intentar imitar en algo el arrojo, la visión de futuro, la valentía y el sacrificio y la congruencia de los héroes que nos dieron Patria…
Todo lo demás es solo pan y circo y ya lo decía bien el nuevo vocero del Calderonato en el Bicentenario: “Tenemos un país jodido, jodido, muy jodido” y una clase gobernante enana, tramposa, corrupta que goza con las dificultades del país y disfruta siendo vulgar remedo del Nigromante.
las osamentas del Bicentenario
lo legitiman como panteonero de la
patria…”
El historiador Enrique Florescano lo decía desde el año pasado: “La conmemoración del bicentenario y del centenario aparecen confinados, pobres en imaginación, faltos de proyección nacional y perspectiva de futuro…”
En ese ensayo que titula “Deber de memoria” apunta certero puntualizando el desencuentro del régimen con esas recordaciones, su desaliño, distancia y desdén por la historia nacional y encuentra la explicación en el hecho de que una élite conservadora llegó al poder en un país cincelado por una historia-patria liberal, laica y revolucionaria…
La parafernalia necrofílica calderoniana del domingo pasado en la columna de la Independencia dizque para investigar el “ADN” de los próceres (aunque aun se contradigan) y reidentificar supuestamente las osamentas Patrias encaja en esa extraordinaria morbosidad oficialista y para producir innecesaria confusión….
Coincide también ese lúgubre manoseo de la osamentenacional por el gobierno en turno de los “camisas azules y manos negras” que risible y patéticamente se empeña en presentarse como encarnación de esos símbolos en un vano intento de insólita catarsis…
En la “Década del caos” Juan Villoro señala a los sexenios panistas de haber agitado al país con estrategias incentivadoras de la violencia más atroz, lo que traducido a un lenguaje coloquial significa haber alborotado el avispero para justificar la frenética militarización del país ¡pero el domingo pasado, sin cambiar esa su “química enloquecida” y sin salir un milímetro de esa su preferida zona roja sanguinolenta invocó al “presente dilatado” para no solo intentar detener el tiempo sino regodearse en la vuelta estéril al pasado con la sombría exhumación en un enfermizo y funesto sincretismo ya que en los altares del ultraconservadurismo panista siguen enterrados sus ídolos de la dependencia ideológica, del entreguismo extranjerizante, utopías místicas contra el estado laico y la inequidad feudal reproductora de la desigualdad eterna…
Las ideas cambian, las personas rectifican sus errores, pero las creencias y los panistas cerriles nunca… Octavio Paz expresaba que “La humanidad fue platónica, Tomista en el Medioevo, luego Cartesiana después Marxista, Existencialista, capitalista y humanista”, pero hoy en México a pesar del avance en el mundo grupos de fanáticos de la derecha recurren al esoterismo y a ciertos ritos del paleolítico sobando, tentando y acariciando huesos y esqueletos de seres eximios y perinclitados con los cuales no existe la más mínima identificación renovadora ni la más leve inclinación al sacrificio por la Patria hollada y escarnecida, misma que ellos simplistamente equiparan con un botín por su compulsiva voracidad histórica insaciable…
Ellos los panistas en la “década perdida” han acabado con el ciudadano común, con las personas que nada debían y que por lo mismo nada temían y que ejercían la alegría y el derecho a prosperar y a sonreír…
En el campo de las ideas que se traducen en los mismos actos fallidos de antaño y de hogaño hoy el gobierno está presidido por los herederos de los mas encarnizados enemigos de la Independencia, de Hidalgo y de Morelos… más aún surgieron de las cavernas como partido de oposición a la Revolución Mexicana y si la matriz de este gobierno es el oscurantismo retrógrado, si son encendedores de odios, si añoran el Porfiriato, si suspiran por la reelección, si son contumaces enemigos de los campesinos, de la clase trabajadora y del derecho de huelga, si son antagonistas obtusos del crecimiento económico, educativo y cultural de este país forjado por mentes progresistas ¿Cómo puede esperarse un entusiasta ejercicio de memoria histórica sobre los doscientos años de vida de Nación Mexicana y en cuyo proyecto, en su devenir azaroso ellos han procurado sistemáticamente su fracaso y su derrumbe???
Por las más de veintitrés mil muertes violentas en los últimos tres años, por los niños quemados en la guardería “ABC” de Hermosillo, por las masacres de jóvenes en Cd. Juárez, en el “Tec.” De Monterrey, en Durango y en Torreón, por las familias tiroteadas en los retenes militares, por haber incrementado en seis millones los pobres al 40% de la población nacional que ya existían, por haber propiciado con sus políticas económicas fallidas tres millones de desempleados, por sub-ejercer y desviar el presupuesto, por no invertir el gasto en infraestructura productiva, por su esterilidad como gobernante y por parafernalia necrofílica y de manoseo de la osamenta de los Héroes de la Independencia Nacional, Calderón personifica al verdadero “panteonero de la Patria”…
Siempre habrá dos maneras de ver el pasado: Conmemorando nuestras efemérides respetuosamente proclamando las glorias legendarias y pontificando las cosas gratas que hicieron posible al México contemporáneo; pero ubicados en una realidad ominosa de un presente estático y donde las élites devoran la riqueza nacional hundiéndolo en la miseria y el atraso, se requieren esfuerzos adicionales redoblados de quienes detentan el poder y no mas desorden, no mas omisiones, no mas pretextos y excusas, no mas manoseos de osamentas de manera demagógicamente patriotera e inútil y con ello seguir pateando el bote pa´delante y rehuir siempre las soluciones que el país requiere sin mayor dilación y para así verdaderamente poder honrar a los héroes…
En su elemento, fácil para el caderonato transitar de la narcoviolencia a la necropolítica y que como lo dijo desde l principio disfruta con fruición, secreta mas adrenalina cuando está cerca de las peores dificultades y es patente su deleite con los miles de muertes en lo que va del sexenio y los huesos de los próceres, pero al pueblo harto le consta que no asume, menos se esfuerza un mínimo para lograr los cambios y con ello intentar imitar en algo el arrojo, la visión de futuro, la valentía y el sacrificio y la congruencia de los héroes que nos dieron Patria…
Todo lo demás es solo pan y circo y ya lo decía bien el nuevo vocero del Calderonato en el Bicentenario: “Tenemos un país jodido, jodido, muy jodido” y una clase gobernante enana, tramposa, corrupta que goza con las dificultades del país y disfruta siendo vulgar remedo del Nigromante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario