“NO VENDRÁ DE ARRIBA NUNCA”
Por: Ricardo Eguía Valderrama
Feb. 27-2011
¡Somos culpables por crédulos y por displicentes!
Creemos que con solo votar basta y sobra para que las cosas cambien en este país…
Peor aún, buena parte de la sociedad mexicana supone que a la clase política, al gobierno y a los partidos les importa o les preocupan niveles mayores de abstencionismo, el voto en blanco, las críticas aisladas o la indiferencia ciudadanas…
Nos comportamos, hasta ahora, como una sociedad apática, conformista, ingenua y fatalista creyendo utópicamente que “desde arriba” algún día cada vez más lejano, serán los políticos actuales promotores del cambio…
Se nos olvida como sociedad que las clases gobernantes en parasitaria simbiosis con las clases privilegiadas son por naturaleza estáticas, rígidas, cerradas, autoritarias, intolerantes y reacias a los cambios…
Olvidamos que a las burocracias enquistadas en la cúspide del gobierno, también a las que controlan partidos políticos y que se reciclan en las Cámaras del Legislativo, en el Poder Judicial, en las paraestatales, en los Fideicomisos así como para las grandes empresas, para los monopolios autóctonos o trasnacionales lo que menos importa son los cambios ya que el fortalecimiento del status-quo favorece eternamente los mismos privilegios deshonestos e inequitativos…
Los partidos y sus beneficiarios se aferran al esquematismo de la simple repetición de elecciones que arrojan cada vez más escuálidas mayorías (democracia formal) como única fuente de legalidad precaria, pero con la cual pisotean luego el estado de derecho, suprimen garantías individuales y conculcan garantías sociales al dañar la economía nacional con las mismas políticas públicas erradas e injustas…
Se nos olvida que la democracia no se circunscribe y menos se agota en las urnas…
¡Ni en defensa de nosotros mismos, ni por nuestras familias, mucho menos por el país que se resquebraja nos esforzamos colectivamente!
Tenemos una vida ciudadana anacrónica y comodina, eso sí con laudables esfuerzos aislados, plausibles pero limitados que solo exacerban la soberbia, el desdén, los excesos y las inercias de los malos gobernantes quienes ante la indolencia (más aparente que real) de la sociedad para manifestar su rechazo total abiertamente, lo interpretan equivocadamente como “refrendo” virtual a sus fechorías, simulación, verticalismo y grupismos cupulares para depredar al país impunemente…
Pero estoy convencido que el factor que haría la total diferencia sería el sumar, el unir, el compartir, solidarizarse, comprometerse y hacer conciencia social para poner fin al desorden, al caos, a la violencia y al falso “destino” que nos están imponiendo unos pocos gañanes y bribones…
Debemos y podemos colectivamente cambiar ese “falso destino” que la clase política irresponsable y un gobierno de opereta pretenden imponerle al país…
Es tan grave y delicada la situación del país que ya no se trata de nacionalismos progresistas, tampoco nostalgias del pasado ni tradicionalismos ultra conservadores al desgaire…mucho menos fatalismos pesimistas o solo demandas e inconformidades de ciertos sectores de nuestra sociedad profundamente agraviada…no se trata de ideologías ni de partidarismos, tampoco de soñadores inclinados por los cambios positivos deliberadamente postergados…se trata lisa y llanamente de nuestra sobrevivencia como ciudadanos libres de una Nación saqueada, violentada y en peligro inminente de fractura irremisible…¡Esa es la razón para no quedarse callados, actuar, demandar y exigirle al gobierno, a la clase política, al Poder Legislativo y a los partidos alto a las políticas genocidas en materia económica y de seguridad pública!!!
No podemos rendirnos ni bajar la guardia si somos más que esas “minorías ridículas” de facinerosos que tienen en vilo al país…
Debemos luchar como pueblo por este “sueño original” mínimo, esto es: Combate a los abusivos; imperio de la ley; redención de los oprimidos; moderación de los poderosos y un espacio vital para desarrollarnos, crecer y progresar en armonía… ¡Ni más, pero tampoco menos!
Lo anterior no vendrá nunca por decisión, ni voluntad, ni esfuerzo o compromiso real por parte de las cúpulas, los dirigentes , los altos funcionarios, los partidos ni de los organismos empresariales beneficiarios del desastroso centralismo, de la concentración en un individuo de todo el poder político, del gasto público sin oportuna fiscalización, auditorías deficientes, extemporáneas lo que implica a la postre despilfarro, desvíos y/o sub-ejercicios respecto del cual no hay nunca rendición de cuentas mucho menos culpables ni sanciones para nadie, lo cual constituye la peor tragedia para un país sistemáticamente saqueado y empobrecido…
Pronto, en otro ciclo perverso que nos lleve de ningún lado a ninguna parte…pero esta vez conducidos por los enanos en el poder al abismo definitivo, nos volverán a inundar de otra ristra de las mismas promesas huevas incumplidas y por los mismos chambistas saltimbanquis carentes, demostrado está, del más mínimo interés de servir a la población profundamente irritada ante los excesos impunes de los poderes fácticos confrontados por el botín del poder…
Es por tanto profundamente peligroso no tomemos conciencia del militarismo beligerante del actual régimen y peor aún que dejemos de instrumentar a tiempo los mecanismos de defensa en contra de la anarquía programada para el 2012 en otra salvajada en proceso, ya que nos ven y nos tratan como una sociedad en irremisible “minoría de edad”.
Las instituciones han sido corrompidas y corroídas por una mente oligofrénica…no bastan al capricho decadente las actuales leyes vetustas para la distribución, acceso y la entrega del poder de manera pacífica…
Los procesos electorales costosísimos para un país pobre, están diseñados solo para cubrir por encima el manoseado expediente de una democracia mediocre y escurridiza en la que se monta un sistema político agujerado por un presidencialismo sin equilibrios ni verdaderos contrapesos…
Preguntémonos ¿De qué serviría la justicia con los tiranos? ¿De que servirá la prudencia con los insensatos? ¿De qué servirá aceptar la miseria en la opulencia de unos pocos? ¿De qué servirán las virtudes viviendo entre el vicio y la delincuencia oficial? ¿De qué sirve la moderación y la prudencia ante la dominación de los orates?
¡Luchar equivale a vivir! ¡El éxito o el fracaso está en nuestras manos! ¡Nos debemos de avivar para exigir sin más dilación los cambios!
¡Demostrémosles a los supuestos iluminados del tapanco que el pueblo mexicano no es ya más un pueblo dejado y que ya sufrió bastante como para tolerarles más farsas democráticas, esclavitud y muertes!
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